Vivía sus mejores días y todo apuntaba a que se venía otro bombazo, pero lo que la decepción fue mayúscula. En el año 1993, Arnold Schwarzenegger se volvía a poner a las órdenes de John McTiernan. Director y protagonista de Depredador se reunían en una película con todos los ingredientes para convertirse en un auténtico exitazo. Columbia Pictures ponía la friolera de 85 millones de dólares sobre la mesa, pero El último gran héroe no funcionaba según lo previsto.
Danny Madigan es un chico fantasioso, ferviente admirador de Jack Slater, el mayor héroe del cine de acción. Cuando se estrena su última película, el viejo acomodador del cine le regala una entrada para que la vea en primicia. Gracias a esa entrada, que resulta tener poderes mágicos, Danny consigue introducirse en la pantalla y vivir trepidantes aventuras con Jack.¿ El resultado? 137 millones de dólares recaudados con los que no llegaban a cubrirse los gastos generados entre producción, publicidad y distribución. El mayor fracaso en la carrera del hombre que venía de protagonizar Conan, Depredador y Terminator.
La película no era ninguna maravilla, pero Arnold Schwarzenegger tiene claro que el fracaso se debió a un boicot, tal y como lo explicaba el propio intérprete: “Aquel era el año en que había que machacarme. Era una de las razones por las que el Presidente Clinton había sido elegido y la prensa hizo aquí un caso político ‘Bien, los héroes de acción de los años 80 ya se han acabado y aquí tenemos el ejemplo perfecto’. Escribieron eso sin ni siquiera haber visto la película”.
Esta es seguramente la película más infravalorada de Schwarzenegger. Para mí y muchos otros, una joya.