Ha llovido mucho desde el año 1982. Por aquellos días, Arnold Schwarzenegger, un austriaco de apellido impronunciable se convertía en el rostro de carne y hueso en la adaptación del cómic de Robert E. Howard, Conan, el Bárbaro. La cinta resultaba un exitazo descomunal, convirtiéndose en uno de los filmes más inolvidables de la década de los 80 y disparando la popularidad de personaje y actor.
Un niño que pertenece a una tribu primitiva graba en su memoria los rostros de los guerreros que han exterminado a su familia y a él lo han vendido a unos mercaderes de esclavos. Años después, el joven se ha convertido en un forzudo y valiente guerrero.
Ese es el argumento de una historia que he intentado recuperar de diversas vías. Desgraciadamente, ni secuelas, ni series, ni remakes han funcionado como cabría esperar. Por suerte, Netflix acudía al rescate. Hace unos cuantos meses se conocía que la plataforma de streaming se había hecho con los derechos de los cómics, con la intención de acercarnos a una nueva Conan. Y parece que el primer paso no será otro que el de desarrollar una serie con el célebre personaje como protagonista. Por lo pronto, nosotros no podríamos estar más ilusionados ante tal perspectiva. ¿Apostarán por Schwarzenegger ahora que hay gran relación entre actor y compañía?En cualquier caso… ¡Larga vida a Conan!
Y de pequeño era Jorge Sanz que de mayor no fue el mismo cambio
Ojalá una nueva película de Conan…, ¡pero lejos de Netflix! Todo lo que toca esa cadena termina siendo denigrante. ¡Que la vuelva John Milius!