Es una leyenda viva de la industria del cine. Fijémonos en los centenares de grandísimos actores que han conseguido cautivarnos y realizar poderosas aportaciones al mundo del cine en las últimas cuatro décadas. Inmediatamente nos vienen a la mente intérpretes de la talla de Robert De Niro, Jack Nicholson, Al Pacino, Dustin Hoffman o Robert Duvall. Todos ellos nos han regalado papeles maravillosos en películas tremendas. Sus estanterías están llenas de los premios más prestigiosos y su talento está fuera de cualquier discusión, pero… ¿Hay un actor más importante que todos ello en las últimas décadas? Nuestra respuesta es un rotundo “sí”.
Esto no es una balanza de talento, sino un calibrado de repercusión y emocionalidad. Ahí nadie puede compararse al bueno de Harrison Ford. A sus 78 años, Ford ya puede presumir de llevar más de cincuenta en esto del cine. Un tiempo que ha aprovechado mejor que nadie.
Único Testigo (1986) se convertía en la primera y última candidatura al Oscar para un tipo con una trayectoria de otra galaxia. Tres películas de Indiana Jones (la cuarta la pasamos por alto mientras la quinta viene en camino), las cintas de Star Wars, la poesía hecha ficción de Blade Runner, la trepidante El Fugitivo, Único testigo, Juego de Patriotas, Armas de Mujer, Frenético, Presunto inocente… así podríamos pasarnos el día entero.