Ojo, porque esta no la vimos venir. Entre las múltiples cintas que esperábamos con elevadas expectativas, Separation ocupaba un lugar de honor. Y es que en estos tiempos en los que el cine de terror goza de tan buena salud, el regreso de William Brent Bell (The Boy) hacía que nos las prometiésemos muy felices. Poco podíamos imaginar el auténtico desastre que se nos venía encima a todos los fans del género.
La pequeña Jenny, de 8 años, está constantemente en medio de la lucha entre su madre abogada, Maggie, y su padre artista, Jeff. La niña lleva una vida solitaria, rodeada de unos títeres llamados “Grisly Kin” y que se basan en las obras de su padre. Después de que Maggie muera en un desgraciado atropello, Jeff y Jenny intentan rehacer sus vidas. Las cosas empezarán a ponerse feas cuando cuando el padre de Maggie demanda la custodia y la niñera Samantha intenta ser la nueva mujer de la casa. Algo oscuro empezará a surgir en la casa. Las marionetas y los personajes aterradores cobran vida y Jenny es la única que puede verlos.
Cargada de clichés, pobre en su desarrollo, aburrida y con mil millones de defectos más. Separation es un terrible error en su conjunto. De hecho cuesta creer que actores de la talla de Brian Cox o Rupert Friend se hayan dejado embaucar por tan desastroso proyecto. Una de las peores películas de terror que recordamos en mucho tiempo.