Entramos en una nueva dimensión de polémica o censura. De hecho, a Pier Paolo Pasolini su obra más polémica le saldría cara a niveles inimaginables. Y es que estamos ante la película por la que el director, poeta, ensayista y escritor italiano fue asesinado.
Saló o los 120 días de Sodoma es una de las mayores perversiones de la historia del cine. Basada en la novela “Los 120 días de Sodoma” del Marqués de Sade (sí, del que proviene el término “sádico”), el incendio generado por el filme allá por 1975 era de épicas proporciones. En la, Pasoloni narra con un escalofriante realismo la crudeza de los crímenes sexuales cometidos por un grupo de sádicos durante la dictadura fascista de Mussolini.
En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos.
La cinta fue prohibida en una gran multitud de países por su retrato de violación, tortura y asesinato, y aún hoy campa sobre ella la pregunta de si los actores que aparecen y que “simulan” ser menores de edad no eran realmente menores de edad, y si los actos sexuales o violentos no fueron reales. Como Pasolini fue asesinado al poco tiempo de estrenar la película, y ésta fue desterrada del panorama cinematográfico la leyenda negra de Saló o los 120 días de Sodoma no ha hecho más que alimentarse con el tiempo.