Para cualquier película, que el gran público la pase por alto supondría un auténtico desastre. Sin embargo, a veces no hacer ruido es lo mejor que te puede ocurrir. Si no, que le pregunten a Su último deseo.
Movida por un sentimiento de culpa, una veterana periodista de Washington acepta un encargo de su padre. Y así, sin pretenderlo, se convierte en una traficante de armas para una agencia gubernamental encubierta y acaba implicada en la trama que ella misma intentaba destapar…
Anne Hathaway, Ben Affleck y Willem Dafoe eran los protagonistas de la adaptación de la novela de Joan Didion. Una película llamada a petarlo, pero que se convertía en un desastre de proporciones épicas. No nos andaremos con paños calientes: Es mala con ganas.
Caótica y de lo más errática en su desarrollo, Su último deseo resultaba una experiencia cinematográfica desastrosa. Sin embargo, su aterrizaje a finales de febrero de 2020, en un contexto en el que empezaba a desatarse la pandemia mundial de coronavirus, provocaba que nadie le prestase atención a una película que se habría llevado palos por doquier en otras circunstancias. La suerte de que nadie te vea.