Indiana Jones 5 está en marcha y tiene que ser la película de redención. Si una secuela ha logrado centrar las iras de los fans en estos últimos tiempos, esa ha sido Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. La cuarta entrega de las aventuras del doctor Jones llegaba allá por 2008 después de tres entregas absolutamente fantásticas y con la expectación de recuperar al célebre personaje para la gran pantalla. El problema es que casi nada funcionaba en una película que, sin ser horrorosa, distaba mucho de la calidad de sus antecesoras. Mucho nos hemos preguntado sobre la opinión de su director, Steven Spielberg. Algo a lo que ahora podemos responder.
“Estoy muy contento con la película. Siempre lo he estado… Comprendo a los que no les gustó el macguffin porque a mí nunca me gustó el macguffin. George (Lucas) y yo tuvimos grandes discusiones sobre el macguffin. Yo no quería que esas cosas fueran extraterrestres ni seres interdimensionales. Pero soy fiel a mi mejor amigo”, declaraba Spielberg con unas palabras que culpaban de forma sutil a George Lucas (autor de la historia) y a su idea de meter extraterrestres. “Cuando escribe una historia en la que cree, incluso aunque yo no lo haga, haré la película de la misma forma en la que George la haya concebido. Añadiré mis propios toques, meteré a mi gente, rodaré como yo quiera, pero no olvidaré que George es el narrador de la saga de Indy. Nuca me pelearé con él por eso”, continuaba el director.
“El roedor (del principio de la película) estaba bien. Tengo una réplica en casa. Pero con lo que la gente saltó de verdad fue cuando Indy se metía en una nevera y saltaba por los aires en una explosión nuclear. Culpadme a mí, no a George. Fue mi tonta idea”, concluía Steven Spielberg en un intento por repartir levemente las culpas.
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