Estábamos muy malacostumbrados. Desde que la saga Fast & Furious tocase fondo con su cuarta entrega, todo han sido alegrías para los fans. De la mano de Justin Lin, las cintas de Dom Toretto y compañía dejaban atrás cuatro pelícuas tirando a flojillas, para dar la bienvenida a una nueva era de éxito. Cada nuevo filme de Fast & Furious, desde aquel horrible 2009, era infinitamente mejor que el anterior. La saga daba al fin con una identidad propia, redoblando la apuesta por sus personajes y por una acción de gran nivel.
Desgraciadamente, parece que la proyección ha frenado en seco. Fast & Furious 9 ha quedado muy lejos de lo que todos esperábamos de ella. En muchos aspectos, la película da la sensación de haber perdido el control, cayendo en un terreno pantanoso. Ya no tenemos escenas de acción increíbles y asombrosas, sino que algunos pasajes rozan un poco el absurdo. La autoparodia queda demasiado cerca y la familia está desaprovechada. Poco aporta a la saga F9.
¿De qué va Fast & Furious 9? Dom Toretto (Vin Diesel) lleva una vida tranquila con Letty y su hijo, el pequeño Brian, pero saben que el peligro siempre acecha. Esta vez, esa amenaza obligará a Dom a enfrentarse a los pecados de su pasado si quiere salvar a quienes más quiere. El equipo se vuelve a reunir para impedir un complot a escala mundial, liderado por uno de los asesinos más peligrosos y mejor conductor a los que se han enfrentado; un hombre que además es el hermano desaparecido de Dom, Jakob (John Cena).