Esto ya pasa de castaño oscuro. La deriva de Hungría se ha convertido en la gran vergüenza de la Unión Europea. Pasan los días y no podemos estar menos que sorprendidos ante la falta de medidas contundentes de la Unión contra un país qué se toma la “libertad” de lanzar una ley en afán de la persecución de la homosexualidad. Un camino inaceptable cuyas consecuencias son difíciles de prever.
Pues bien, Viktor Orbán sigue haciendo de las suya. Si hace unos días nos sorprendía conocer que los menores húngaros no podrán ver Friends por “promover la homosexualidad”, ahora cintas como Billy Elliot o Harry Potter son las nuevas víctimas. Al parecer, el hecho de que existan personajes homosexuales es suficiente razón como para que no se muestren ante menores de edad.
Lo más alucinante de todo esto es que hablamos de medidas tomadas por ley. O se pone pronto fin a esta deriva o la Unión Europea quedará para siempre marcada por la vergüenza de lo que permite en Hungría.