Vale que Hollywood no perdona es que hay veces que la industria es de lo más injusta, pero también comiendo aprender de los errores. Es extraño que este mundo de una segunda oportunidad (o Quentin Tarantino en este caso), por lo que lo conveniente es tratar de no pifiarla de nuevo. Desgraciadamente John Travolta tiene una capacidad innata para jugársela cuando no conviene.
Toda una eminencia en esto de hundir su carrera. Hasta en dos veces lo logró el actor de Grease. Tras el rotundo éxito cosechado con el mencionado musical y con Fiebre del sábado noche, John Travolta se pasaba de rosca en la cinta dirigida por Sylvester Stallone Staying Alive (1983). El fracaso de crítica y público fue sonado, condenando a Travolta a un cruel olvido de más de diez años… hasta que apareció Quentin Tarantino para rescatarlo.
Su papel de Vincent Vega en la magnífica Pulp Fiction puso de nuevo al actor en lo más alto del panorama cinematográfico. Llegaron los tiempos de Phenomenon, Michael, Cara a Cara, Mad City o Primary Colors, todas ellas cintas de éxito que precedieron a la infame Campo de Batalla: la Tierra. La obra se convirtió en un nuevo pasaporte a la ruina y en otro periodo de ostracismo. Malísima y toda una ruina económica. A día de hoy, Travolta parece recuperarse de nuevo en un ejercicio de paciencia infinita. La duda está en saber cuando volverá a inmolarse.
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