Es la asignatura pendiente de la plataforma de streaming. Desde hace tiempo, en Netflix buscan que su política cinematográfica sea refrendada finalmente con un Oscar. La alteración en las normas de juego dentro de la industria que la compañía ha planteado siempre han generado suspicacias en el sector. Así, lograr el máximo galardón al que se puede optar con una película es ya una auténtica obsesión.
Cada año lo intenta con distintas obras, pero parecen estar negados. Roma, El irlandés o Mank tenían suficiente músculo como para lograrlo, pero se llevaban un portazo en las narices. Sin embargo, en Netflix no entienden de desaliento y este año están dispuestos a ir a por todas con The power of the dog, un western con aroma a clásico.
Los acaudalados hermanos Phil (Benedict Cumberbatch) y George Burbank (Jesse Plemons) son las dos caras de la misma moneda. Phil es elegante, genial y cruel, mientras George es impasible, quisquilloso y amable. Juntos son copropietarios de un enorme rancho en Montana. Es un lugar la rápida modernización del siglo XX se mantiene y en el que la figura de Bronco Henry, el mayor cowbow que Phil ha conocido jamás, es venerado. Cuando George se casa en secreto con una viuda del pueblo, Rose (Kirsten Dunst), Phil, sorprendido y furioso, lleva a cabo una guerra sádica e implacable para destruirla por completo usando a su afeminado hijo, Peter, como peón.
La película lo tiene todo. Jane Campion (El Piano) escribe y dirige la adaptación de la novela Thomas Savage. La historia es poderosa y arrolladora, lo que hace del film serio candidato en múltiples categorías de los Premios de la Academia. Además, pese a que la película no llegará a los cines hasta el próximo 1 de diciembre, ya se habla de Benedict Cumberbatch como serio candidato hacerse con el Oscar a mejor actor. Veremos si The power of the dog mantiene su peso a lo largo de la carrera de premios.