Está claro que ha sido la mejor inversión de la historia de la televisión. En estos días todo el mundo habla de lo mismo: El juego del calamar. La serie coreana de Netflix ha conseguido convertirse en tiempo récord en la ficción más vista de la plataforma de streaming. Y es que va camino de los 150 millones de visualizaciones sin despeinarse (111 durante el primer mes).
La realidad es que pocas series se han ganado tan a pulso el derecho a convertirse en un fenómeno. El juego del calamar es magnífica en todos los sentidos. La historia, la tensión, los personajes y, sobre todo, una estética en la que se apuesta por un lenguaje visual muy reconocible y terriblemente atractivo. Eso sí, conseguir todo eso no fue nada barato. A pesar de que la rentabilidad es indudable, la inversión de Netflix fue sustancial.
Desde hace una década, el director y guionista Hwang Dong-hyuk llevaba intentando levantar un proyecto que nacía con el objetivo de convertirse en largometraje, pero que Netflix consideraba más adecuado para serie. Algo que terminó haciéndose realidad gracias a una inversión de 21 millones de dólares. Realmente, una minucia comparada con los descomunales rendimientos que la serie y merchandising están generando.El jue