Ha heredado el impresionante talento de su padre, lo que no es poco decir. El 2 de febrero de 2014, todos los cinéfilos nos llevamos un golpe en la boca del estómago. El gran Philip Seymour Hoffman, ganador del Oscar por Capote, fallecía a los 46 años de edad. Una tristísima noticia que nos dejaba a todos huérfanos de su talento. Por suerte, el actor nos dejaba un sucesor a la altura y que hemos empezado a conocer.
Su nombre es Cooper Hoffman y ya nos tiene encandilados. Paul Thomas Anderson, uno de los directores que más veces continúan su padre (Boogie Nights, Magnolia, The Master), decidía apostar por el joven Cooper protagonista de su nueva película Licorize Pizza. Tener a los 18 años la oportunidad de liderar el reparto en la nueva película de uno de los mejores directores del planeta es algo solo al alcance de un puñado de elegidos. Y, a la vista de las primeras valoraciones de la película, lo que está claro es que Cooper Hoffman se sale.
No es fácil mirarle. El parecido físico con su padre llega a ser doloroso por momentos. En cualquier caso, no deja de resultar maravilloso reencontrarse con un Hoffman en la gran pantalla. Inolvidable Philip habría estado orgulloso.