Hay jugadas difíciles de entender. Muchas veces hemos dedicado nuestras líneas a intérpretes víctimas de la implacable política de la industria. Sin embargo, este parece ser un caso tan distinto como extraño, ya que podríamos estar ante un tipo que pasa de seguir actuando.
Si os hablamos de un actor que ha protagonizado tres de las películas de superhéroes más exitosas de la historia y dos cintas de Oscar, lo normal es que grandes estrellas del cine acudan a vuestra mente. Sin embargo, nos referimos a un tipo que, a sus 46 años, ha hecho 7 películas en los últimos 13 años. Efectivamente, hablamos de Tobey Maguire.
El protagonista de la primera trilogía de Spider-Man comenzaba su carrera con solo 14 años. Comenzaba así un exitoso periplo en el mundo del cine que le llevaría a dar vida al Hombre Araña, pero también a protagonizar cintas del calibre de Las normas de la casa de la sidra o Seabiscuit. Sin embargo, un detalle siempre ha acompañado a este californiano. Desde siempre, las entrevistas con el actor han sido como chocar contra una pared. Al mismo tiempo, Maguire defendía con un enfermizo recelo su vida privada. Un tipo demasiado raro según muchos.
Desde que pusiese fina a su andadura como Peter Parker allá por 2007, sólo el drama Brothers o la nueva versión de El Gran Gatsby lograban rescatar del olvido a un actor que volvía al cine como Bobby Fisher en una modesta cinta de 2014. Con 46 años, parece que Tobey Maguire no tiene ganas de mucho más. Al parecer, no tiene demasiado interés en actuar más allá de firmar alguna película de vez en cuando para embolsarse algo de dinero. Si su gran amigo Leonardo DiCaprio le llama, puede plantearse el ponerse delante de las cámaras. Más allá de eso, a Tobey Maguire se le terminaban las ganas de ser una estrella.
Su regreso como Peter Parker en Spider-Man: Sin camino a casa ha sido sensacional. Ahora se pondrá a las órdenes de Damien Schazelle (La La Land) en Babylon. ¿Estamos ante un cambio de tendencia? Con Tobey Maguire nunca se sabe.