Cuando estás deseando que una película termine, no es buena señal. Divergente tiene algunos momentos entretenidos, pero globalmente es mediocre. Tampoco esperábamos mucho de la adaptación de la novela homónima de Veronica Roth, que al parecer es la primera parte de una trilogía, no faltaba más. A la dirección está Neil Burger, que cuenta con algunos títulos de éxito como El Ilusionista que, no obstante, era otra cinta irregular y bastante almibarada.
Como no hemos leído la novela, nos centramos en la película. ¿La trama? Estamos en Chicago en un futuro post apocalíptico. La sociedad se divide en cinco facciones: Verdad, Erudición, Osadía, Abnegación y Cordialidad. Se supone que cada una cumple una función social, manteniendo el equilibrio. La protagonista, Beatrice, es hija de dos abnegados, pero admira a los osados, porque saltan y son libres… Una prueba determina las características del sujeto y la facción a la que debe pertenecer. Pero luego, se puede decidir. Eso sí, una vez elegida la clase a la que perteneces, la familia queda atrás, o algo así.
Según parece, hay tiranteces entre Erudición y Abnegación, ya que ambas aspiran a controlar el cotarro. El equilibrio podría romperse. En estas, Beatrice decide tomar su decisión y apuntarse a una facción que no corresponde con el resultado de su prueba. Y es que Tris es especial, claro.
Así presentada, la historia de la película es un tanto ridícula. Teniendo en cuenta que está esencialmente dirigida al público más joven, suponemos que Divergente reflexiona sobre las dificultades que tiene el ser humano para reivindicar su identidad y personalidad en una sociedad uniforme y estructurada en clases. Y para desempeñar un rol social para el que no estaba, en principio, encaminado. Resumiendo, en la vida tienes dos opciones: encajar o no, pertenecer a la manada o ir por libre. Ambas opciones tienen sus pros y sus contras. También ofrece una visión sobre la emancipación familiar, con los conflictos que de ella deriva.
Beatrice toma una decisión y debe asumir sus responsabilidades. En principio lucha por encajar en su nueva facción. Se esfuerza en la interminable primera parte de la película por superar las pruebas pertinentes para convertirse en un miembro válido de la sociedad. Pero cuando lo consigue se da cuenta de que tal vez su esfuerzo no haya merecido tanto la pena.
Divergente no es la peor película de ciencia ficción de los últimos años. Está bastante bien rodada y tiene algunas escenas de acción de nivel, pero su trama es vulgar, su trasfondo no da para mucho y su pareja protagonista no convence. El caso de Shailene Woodley es singular. No sabemos si en otras películas está mejor, pero en Divergente es sosa, tirando a rancia. Hilando fino, creemos que es una actriz con la que el público femenino joven puede empatizar. Pero le falta encanto. Lo mismo cabe decir de Theo Jones. No hay ninguna química entre la pareja protagonista, parecen hermanos… Y así no se puede. Por su parte, la presencia de Kate Winslet es testimonial.
Divergente tiene sus momentos ridículos, como casi cualquier cinta juvenil actual. La actitud de los policías del futuro, los osados, es un poco absurda. Saltan, brincan y dan vueltas al aire. Y van de negro. La controversia entre Erudición y Abnegación queda sin definir, mientras el guión dedica casi dos tercios de metraje a las pruebas que tiene que pasar Tris para enrolarse en su nueva facción. Y al final, un poco de Blade Runner…
Pero claro, ya se está trabajando en las secuelas de Divergente: Insurgent, Allegiant Part I, Allegiant Part II. Para los que hayáis disfrutado de Divergente, estáis de suerte. Hasta 3 pelis nuevas se avecinan. Para los que no, tenéis tiempo para preguntaros: ¿Por qué?
Lo Mejor: Que Tris deja de pasar pruebas. Alguna secuencia de acción. El final no está mal.
Lo Peor: La pareja protagonista. Previsible. Un poco ridícula en algunos momentos. Larga. Kate Winslet no se desnuda.