Es un fenómeno, pero incluso los grandes patinan. Que Clint Eastwood es uno de los directores más importantes de la historia del cine es algo que nadie se atreve a discutir. De hecho, nadie puede presumir de una filmografía similar a lo largo de los últimos 30 años. Hasta sus películas más flojas siempre han tenido miga. De ahí que la sorpresa era mayúscula en el año 2018 después después de ver 15:17 Tren a París.
En la tarde del 21 de agosto de 2015, tres jóvenes americanos que viajaban por Europa se enfrentaron a un terrorista en un tren con destino a París, con 500 pasajeros a bordo. La película narra el curso de las vidas de estos amigos, desde los avatares de su niñez para encontrar su destino, hasta la serie de eventos que precedieron al ataque. A lo largo de esta desgarradora experiencia, su amistad nunca flaqueó, convirtiéndola en su mejor arma.
Con ese argumento se presentaba una película a la que calificar como desacertada se antoja escaso. Parece que todos los pequeños defectos del cine de Clint se hayan reunido en un solo filme para perpetrar un delito de épicas proporciones. Cierto es que hay algunos pequeños pasajes en los que encontramos al director que siempre nos ha enamorado, pero la realidad es que la simpleza con la que se abordan los hechos más allá del incidente del tren rozan lo absurdo. Aburrida y desacertada, 15:17 Tren a París es, sin lugar a dudas, la cinta más decepcionante y floja en la carrera de un Clint Eastwood al que se le perdona todo.