La ciencia-ficción es un género de difícil digestión. A pesar de que subas están es enorme, lo arriesgado de las propuestas provoca que, en muchas ocasiones, haga falta tiempo para calibrar el verdadero nivel de una película. Si no, que le pregunten a esa obra maestra titulada Blade Runner, defenestrada en sus días y hoy convertida en una obras más importantes de la historia del cine.
Pues bien, algo parecido ocurrió con A.I. Inteligencia Artificial. Allá por el año 2001 (la fecha no fue al azar), Steven Spielberg llevaba a las salas una película que Stanley Kubrick quiso realizar durante mucho tiempo, pero que no pudo hacer realidad por su muerte. El bueno de Spielberg arriesgaba y no todos encajaban su arriesgada propuesta. Sin embargo, a día de hoy empieza a hacerse necesario reivindicar una joya del cine moderno.
En un mundo futuro, los seres humanos conviven con sofisticados robots llamados Mecas. Los sentimientos son lo único que diferencia a los hombres de las máquinas. Pero, cuando a un robot-niño llamado David se le programa para amar, los hombres no están preparados para las consecuencias, y David se encontrará solo en un extraño y peligroso mundo.
Haley Joel Osment, Jude Law, Frances O’Connor, Sam Robards, William Hurt y Brendan Gleeson formaban el excepcional reparto de una película arrolladora en todos los sentidos. Un ejercicio desafiante y brillante de cine que merece un nuevo visionado por parte de aquellos que decidieron dejarla caer en el olvido. Por suerte, desde hoy mismo A.I. Inteligencia Artificial está en el catálogo de Netflix para que todos podamos disfrutarla a lo grande. Hacednos caso y dadle una oportunidad.