Un cómic en una bolsita, como El Coleccionista del capítulo de Los Simpsons y como millones de lectores en todo el mundo. Salió en octubre de 1991 en Estados Unidos y unos meses después en España. Era el número 1 de X-Men. Por supuesto, el grupo de mutantes más famoso de la historia había nacido unos años antes, pero aquel cómic marcó un antes y un después en Marvel. Fue el encuentro entre Chris Claremont y Jim Lee. El célebre guionista que construyó el Universo de los hombres X y el dibujante que cambió el estilo del cómic de superhéroes.
Aquel cómic se convirtió en el más vendido de la historia. Y siempre que pensamos en La Patrulla X, o La Patrulla, a secas, (aunque suene ridículo, así se llamaron al principio en España) nos entran ganas de rebuscarlo entre las cajas de cómics que hay por casa. Pero no sabemos muy bien dónde anda. Los años pasaron y la fascinación por los cómics de superhéroes se perdió. Pero tal vez el próximo día que pasemos por una tienda, echemos un vistazo a la sección Marvel…
La “culpa” la tiene X-Men: Días del futuro pasado, una apreciable película de superhéroes que, sin duda, arrasará en taquilla. Bryan Singer (Sospechosos habituales, Superman: Returns) y el guionista Simon Kinberg (X-Men: La decisión final, Sherlock Holmes) son las cabezas visibles en el apartado creativo. X-Men: Días del futuro pasado nos sitúa en el futuro y nos lleva al pasado. Los mutantes (y los humanos) viven acosados por unas armas mortíferas llamadas centinelas y alguien debe viajar al pasado para cambiar las cosas. Lobezno se enfunda la chupa de cuero y se va los años 70. Allí se (re)encontrará con Xavier y Magneto… y Mística.
El inicio de X-Men: Días del futuro pasado es notable. En diez minutos nos ponen en situación mientras los mutantes del futuro tienen una pelea con los centinelas. Hace muchos años que no disfrutamos de verdad con una cinta sobre superhéroes Marvel y esta introducción nos despereza. La aparición del joven Xavier, enganchado a la jeringuilla, entre otros detalles, nos obliga a abrir bien los ojos. Entonces, ¿ X-Men: Días del futuro pasado no es otra peli para niños o espectadores infantilizados borrachos de nostalgia?
Tal vez la cinta de Bryan Singer sea una de las primeras películas de superhéroes de la última década con argumentos suficientes para gustar a espectadores que no tragan a los superhéroes. Y eso es mucho. No solo es la jeringuilla de Xavier… X-Men: Días del futuro pasado maneja bien la combinación de drama, acción y humor. El último aspecto queda cubierto con la aparición de Quicksilver y algún chascarrillo de Lobezno. Las peleas del inicio y la entrada en el Pentágono están rodadas con encanto. ¿Y el drama? Bueno, al menos al principio logra que nos interesemos por la historia, especialmente apoyada en la eterna pugna de dos amigos con objetivo bien diferentes: Xavier y Magneto.
Ahora bien, una vez que avanza la película y se acerca el final, X-Men: Días del futuro pasado pierde su potencia inicial. Una película de superhéroes Marvel siempre tiene que tener su estropicio final. Suponemos que son las reglas. En este caso, el RFK Stadium es el peor parado de la batalla… El montaje en paralelo de la fase final tampoco nos convence, tal vez porque nos había gustado demasiado el inicio y esperábamos más de los centinelas del futuro. Y Xavier se sienta en la silla de ruedas, deja las drogas y empieza a ponerse pesado con sus homilías. Pero esto último no es achacable a la peli, Xavier siempre ha sido así…
El apartado interpretativo hará las delicias de los aficionados a X-Men y convencerá a los profanos. Ahora bien, Lobezno no es Hugh Jackman, no el Lobezno que yo conocí con Claremont. Wolverine es bajito y un cabrón. Pero sobre todo, bajo. Son cosas que nunca entenderemos, por mucho que nos guste Jackman. A su lado el siempre elegante Fassbender, la bella Jennifer Lawrence, James McAVoy, Tyrion Lannister, etc.
En definitiva, X-Men: Días del futuro pasado entusiasmará a los fans del género y despertará interés en muchos espectadores ajenos al Universo Marvel. No obstante, la cinta no logra mantener el nivel en lo más alto hasta el final.
Lo Mejor: El inicio. El sentido del humor y muchas secuencias de acción. Es una cinta de superhéroes apta también para público no habituado a este género.
Lo Peor: Al desenlace le falta el encanto que le sobra al inicio. Los sermones de Xavier siempre nos han cortado el rollo. Pero el hombre es así, qué le vamos a hacer.