La oscuridad ha vuelto. Para los que se mostraban escépticos ante la nueva temporada de “True Detective”, la emisión de su primer episodio en EE.UU. ya ha empezado a cerrar bocas. La pasada madrugada regresaba a las televisiones de todo el planeta el turbio universo construido por Nic Pizzolatto en “True Detective”. Después de que la primera temporada de la serie se convirtiese en todo un fenómeno, la serie volvía con una nueva historia y protagonistas renovados, pero con el mismo espíritu.
En esta ocasión, la trama se ambienta en California y gira en torno a tres policías y un criminal en una red de conspiraciones que se sucederán tras un asesinato. Colin Farrell interpreta a Ray Velcoro, un detective comprometido cuya lealtad se pondrá a prueba, dividido entre ponerse de lado de sus mentores, miembros de un departamento de policía corrupto, o de un mafioso que lo chantajea. Vince Vaughn es Frank Semyon, un veterano criminal en peligro de perder su poder cuando sus intentos de convertir su empresa en legítima se tuercen por el asesinato de su socio. Rachel McAdams se pone en la piel de Ani Bezzerides, una dura Sheriff de Monterrey que no se anda con tonterías, profesional en el trabajo y aficionada al juego y a la bebida.
¿Está a la altura de la primera temporada? Hay que ser cautos, ya que solo hemos podido disfrutar del primer episodio. Hasta el momento, la segunda temporada de “True Detective” muestra un nivel de lo más interesante, con un puñado de personajes perseguidos por sus propias sombras. El problema es que la serie reparte protagonismo entre demasiadas historias, por lo que la febril empatía con la que llegábamos frente a Rust y Martin (McConaughey y Harrelson) no se produce esta vez. De hecho, parece que el auténtico espíritu de aquellos días solo se encuentra en la mirada de una sensacional y sorprendente Rachel McAdams. Vince Vaughn se muestra como un experimento fallido en su puesta de largo, mientras que Colin Farrell mantiene el tipo con algún que otro “pero.
En definitiva, la segunda temporada de “True Detective” se convierte en una apuesta interesante, pero menos intensa y más irregular que la de su debut. Justin Lin es un director con pulso, pero carente de la personalidad de Fukunaga, lo que resulta palpable en cada momento. Habrá que esperar…