Acaba de cumplir 35 años, pero todavía nos siguen temblando las rodillas cuando visitamos los oscuros pasillos de la nave Nostromo. Con motivo de tan ilustre aniversario en alucine hemos querido rendirle nuestro particular homenaje a la Teniente Ripley, al xenomorfo y a todo lo que rodeó a una cinta ya convertida en leyenda del cine de terror y ciencia ficción. Somos muy fans de “Alien, el octavo pasajero”, algo que ni sabemos, ni queremos disimular.
Cuando Ridley Scott se puso al frente del proyecto, poco podía imaginar que estaba escribiendo uno de los capítulos más inolvidables de la historia del cine. El hombre que nos traería “Blade runner”, “Thelma y Louise” o “Gladiator” construía entre vapores y penumbras la cinta que nos quitaría el sueño durante décadas. Algo por lo que nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos.
Seguramente habrá quien desprecie este filme de 1979, tachándolo de común, simplón y plagado de lugares comunes. Hay gente para todo y toda opinión merece respeto, pero quien manifieste tales cosas bien merecería caer en manos de ese Alien que da título a la cinta. Eso sí, siempre desde el respeto. No se puede perder de vista una cosa, y es que si “Alien, el octavo pasajero” cuenta con muchos de esos “lugares comunes” tan habituales y reconocibles dentro de las películas del género, no es por una cuestión de falta de sofisticación en el guión o en la dirección, sino porque la película marcó las normas básicas de cualquier película de terror rodada en los últimos treinta años.
Pocas veces el terror y el suspense se han mezclado con tanto acierto y armonía. La tensión logra agarrotar cada músculo de nuestro cuerpo mientras caminamos entre el metal, cables y humo de los pasillos de la nave. Cada pequeño ruido es como un mazazo en nuestros maltrechos nervios y decadente aplomo. Y en medio de todo esa oscuridad, se alza la figura brillante de la suboficial Ripley, una Sigourney Weaver que construye a una heroína que perdurará para siempre en nuestras retinas. Si a esto añadimos que Ian Holm, John Hurt o Tom Skerritt secundan brillantemente a la protagonista, llegamos a la conclusión definitiva de que “Alien, el octavo pasajero” no es solo una de las mejores cintas de terror de la historia, sino una de las más grandes obras en general, independientemente del género.
La agrupacion Weir Scifi Word promociono una sesion en Palma de Mallorca llenando practicamente las más de 400 butacas, este peliculon se lo merece.