Las 15 mejores películas de 2014 para Alucine: Posición 4ª

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Abandonamos la senda del Folk para acercarnos a suelo español. Más que eso, al lodo y las marismas del Guadalquivir para investigar la extraña desaparición de dos adolescentes. Os presentamos la cuarta clasificada de nuestra lista con las 15 mejores películas de 2014.

Posición 4ª:

“La Isla Mínima”

Principios de los ochenta. En un remoto pueblo de las marismas del Guadalquivir, la desaparición de dos adolescentes ha sacudido la aparentemente tranquila convivencia. Dos policías magistralmente encarnados por Raul Arévalo y Javier Gutiérrez son los encargados de llevar la investigación. Ambos están en el último lugar del mundo en el que les gustaría. Tanto uno como el otro son víctimas de si mismos, castigados a lo que se antoja como un molesto y degradante trabajo, pero lo que van a encontrar allí son los ecos de un tiempo que parecía olvidado. Comienza así un viaje en el que la búsqueda del asesino no es más que una coartada para diseccionar a una sociedad en cambio y una condición humana en la que la maldad se muestra como un rasgo no solo latente. Eran tiempos en los que los hombres sentían miedo y las mujeres se resignaban a ese miedo. Eran momentos en los que los poderosos campaban a sus anchas y donde la humildad apenas se distinguía de la necedad. Eran instantes en los que los jóvenes soñaban y la vida se encargaba de castrar sus sueños… ¿Eran?

Puede resultar extraño decir esto, pero “La Isla Mínima” es un thriller policiaco genuinamente español. Los precipicios junto a los que se mueve son los de una sociedad demasiado reconocible. Las miserias y los elementos más turbios que, en manos de un director con clase se transforman en sobria elegancia. En esa dinámica de perfección entra la mano de la pareja protagonista y de los fantasmas que les acompañan. Cabezas de un reparto sensacional, Raul Arévalo y Javier Gutiérrez sostienen el peso de la obra con una solvencia que en el caso del segundo roza la maestría. Ese tipo de nombre tan convencional hace en “La Isla Mínima” algo extraordinario. Trabajador del cine, hombre humilde y afable, Javier Gutiérrez ha mostrado lo que es, pero que no había tenido oportunidad de mostrar: Un actor como la copa de un pino.

Esta gente no tenía aspiraciones mesiánicas. Este grupo no pretendía refundar los mismos cimientos del cine patrio. Solo eran y son un montón de personas empeñadas en hacer lo que más les gusta poniendo todo su entusiasmo. El resultado no podía ser otro más que “La Isla Mínima”. El resultado no podía ser otro que cine con mayúsculas.

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(Posición 5ª)