1941-1987. Casi cinco décadas se pasó John Huston firmando películas. Casi cincuenta títulos. A principios de los años 30, Huston se hallaba plenamente integrado en la cadena de montaje cinematográfica hollywoodiense. Legiones de guionistas pululaban por los estudios trabajando en pequeños cubículos y esperando su gran oportunidad. Mientras esta llegaba, mataban el tiempo reescribiendo diálogos o textos que tal vez nunca se fuesen a utilizar en una película. Así empezó Huston. El guionista nacido en Missouri en 1906 contaba ya con 35 años cuando se inició la década de los 40. Era el momento cumbre de Hollywood y al director le llegaría la oportunidad de su vida. El remake de El halcón maltés.
The Maltese Falcon era una novela que ya había sido llevada al cine años atrás. Los productores de la Warner consideraron que había llegado el momento de volver a explotar el libro de Dashiell Hammet y John Huston se encargó del guión. Y también de la dirección. Fue el inicio de una carrera plagada de éxitos. Y también algún fracaso. El cineasta norteamericano tuvo el honor de participar en una de las cintas de género negro más importante de la etapa clásica de Hollywood.
Pero El halcón maltés, hoy considerada un obra cumbre del cine detectives, no lo tuvo fácil. Su protagonista, Humphrey Bogart, estaba al alza pero aun no era una figura resplandeciente de Hollywood. Su papel más recordado hasta la fecha era el de Duke Mantee en la magnífica El bosque petrificado. Solo fue un papel secundario, pero su labor como forajido de la justicia caló hondo. Años más tarde se encontró, por fin, con un papel principal. Sería Sam Spade. Un detective bebedor, conflictivo y cínico pero eficaz y de buen corazón. De aquí a la eternidad.
Su interpretación marcó un hito y al bueno de Humphrey le cayeron papeles y más papeles de detective como en la mítica El sueño eterno. Si hoy en día pensamos en detectives con gabardina aparece el rostro de Bogart. Huston, por su parte, aportó su habilidad en los diálogos afilados y el cine oscuro y lúgubre con golpes de humor negro.
Nunca se ha considerado a John Huston como un autor de estilo definido. Tal vez de forma injusta. Y es que abordó numerosas temáticas diferentes creando cintas de muy diverso calibre. Pero no cabe duda de que estamos ante uno de los más grandes directores norteamericanos de la historia que, con El halcón maltés, inició su camino al estrellato.