El terror es un género infravalorado dentro del cine, pero es que también se ha grabado cada piedra con el propósito de asustarnos que es normal que no nos lo podamos tomar en serio. Hay películas memorables como “Psicosis“, otras que pasan sin pena ni gloria y otras que duelen por lo malas que son. Pues bien: aquí todas van a tener un hueco para ser descuartizadas, abiertas en canal y sus entrañas expuestas. Si eres un amante del género, pásate de vez en cuando y tal vez descubras algo nuevo. Si no te gusta este tipo de películas, quién sabe, quizás encuentres una que se ajuste más a tus expectativas y que te animes a verla. Este rincón es para cualquiera que desee explorar las facetas del miedo en el cine.
Recuerda que está sección está sembrada de SPOILERS.
Hoy…
Crítica de “Vile” (2011)
- Director: Taylor Sheridan
- Guionista: Eric Jay Beck, Rob Kowsaluk
- Origen: Estados Unidos
- Actores: Eric Jay Beck, April Matson, Akeem Smith, Greg Cipes, Heidi Mueller,Maya Hazen
- Duración: 88 minutos
- Subgéneros: gore, torturas, secuetsro
Curiosamente, “Vile” también guarda un punto de semejanza con “Saw” al igual que la película precedente en esta sección. Nos guste o no, “Saw” se ha convertido en un auténtico referente para el cine de terror contemporáneo y muchas producciones intentan emular tanto su morbosa filosofía como sus métodos con mayor o menor éxito. En el caso que nos ocupa he de decir que se trata de una heredera bien dispuesta que, sin llegar a la excelencia, ha sabido manejarse dentro de sus posibilidades.
La sinopsis oficial es un tanto extraña. Copio textualmente de FilmAffinity:
Hace cincuenta años, un profesor de la Universidad de Yale llamado Stanley Milgram, llevó a cabo una serie de experimentos sociales basados en la psicología de los criminales de guerra nazis. Ahora, Nick, su novia Tayler y sus dos mejores amigos están a punto de descubrir en sus propias carnes aquellos experimentos. Secuestrados después de un viaje de campamento, los chicos despiertan en lo que parece ser una prisión, con dos vías conectadas en la base de sus cráneos. Ellos no están solos: otras cuatro personas se encuentran en la misma situación. Su tarea, establecida por una misteriosa figura en un vídeo, es llenar unos frascos con sustancias químicas en el cerebro produce cuando siente dolor extremo. ¿Quien de ellos se convertirá en el líder del grupo? ¿Y quienes serán los primeros en sufrir los insoportables dolores que deben elaborar en el plazo de 22 horas?
Supongo que quieren meter a Milgram de por medio, aunque sea de pasada, para darle un contexto más elevado, pero que no os engañen: no hay nada de experimentos nazis en “Vile”. Los productores debían estar acomplejados. “Oh, no, Mike, hemos hecho otra cinta de gore vacía y sin sentido que cumple algunos de los clichés más irritantes…” “No te preocupes, Johnson, no te preocupes. Decimos que Stanley Milgram tiene algo que ver y le damos categoría. Confía en mí.”. Seguro que el diálogo fue algo por el estilo porque ese apunte sobra totalmente. Los que nos enfrentamos a “Vile” sabemos que en esta película no vamos a encontrar respaldo científico, sociológico o físico siquiera: la vemos porque somos unos cabrones retorcidos que nos entretenemos con las cuitas y vicisitudes de sus desgraciados protagonistas.
La otra parte de la sinopsis sí va bien. Cuatro amigos que se van de excursión a lo bucólico son secuestrados por lo que parece una distribuidora de Avón. No quiero meterme con estas señoras, pero la escena tiene mucha gracia y desde aquí los complejos de los prodcutores sobran: se nota que no va demasiado en serio la cosa, así que… ¡relax!
Las torturas de “Vile”
El planteamiento es bastante novedoso dentro del género. Los ocho secuestrados han de mutilarse, hacerse daño, hacerse pupa de verdad para que su cerebro produzca ciertas sustancias químicas que algún loco quiere. El vídeo en el que se anuncia el reto da mal rollo y solo se trata de una mujer con un aspecto un tanto grotesco. A ella no le hace falta un muñeco como a John Kramer. Lo curioso es que esas sustancias que se producen por el dolor se produce también por el sexo, y aunque uno de los muchachos lo propone, nadie le hace caso: ahí está el verdadero drama. Podrían haberse reventado a polvos en vez de arrancarse las uñas, quemarse los brazos o sacarse los dientes. ¡Triste destino el del hombre!
¿Qué demonios pasa aquí? Pues que los buenos amigos te ayudan a sobrellevar el dolor. Sin embargo, la película tiene que prepararnos algunos momentos de tensión y Maya Hazen se empeña en ser malvada para que todo nuestro odio se centre en ella. Vengativa, aparece para acuchillar al chico y la olla con agua hirviendo se le cae encima. ¿Duele? Sí, probablemente.
Cuando hay un accidente en el que se implica a la novia del chico, éste no repara en cebarse con la odiosa chica. Decide sacar de ella todo lo que pueda y para ello no escatima en sadismo: le rompe los dientes con una llave americana, le ralla la piel como si fuera queso y luego le echa un líquido del que aunque desconocemos su composición, desconfiamos. Seguro que no la está ayudando a curarse.
Éstas son las torturas más reseñables. Son, digamos, de andar por casa. No es tan gore como podría haberlo sido, pero tiene un punto realista y es que, en principio, todas son asumibles. “Vile” se deja ver y se disfruta, pero no es ninguna obra maestra. Cae en los clichés como si hubiera puesto una trampa para moscas. Es una lástima que el “giro” final se vea venir desde casi el primer momento en el que todos los secuestrados aparecen reunidos.
Nivel de miedo: 5. No contiene sustos, pero la situación es electrizante y seguro que te hace plantearte qué harías tú en esa situación y hasta cuánto estarías dispuesto a soportar.